Un cuento de la novela de fantasía “El Hijo de la Serpiente” escrita por Peter Varg. Las imágenes son obra de JR Jan-Robert Vanderaa.
Los Horrores Grises
Domingo tuvo esa inquietante pesadilla desde que tenía memoria. Siempre empezaba con un extraño zumbido que parecía provenir de su propio cuerpo. Las vibraciones lo inundaban y lo dejaban impotente. Para cuando llegaban los horrores grises, que lo arrancaban de su cama, ya no podía mover ni los ojos. Gritaba su miedo en silencio. Los monstruos lo llevaban al lugar del dolor, un sitio donde extrañas criaturas se abalanzaban sobre él y lo torturaban sin fin. Después de desgarrarlo con sus afilados picos y garras, lo volvían a unir con su baba y todo empezaba de nuevo. Intentó explicarles a sus padres y amigos lo que le pasaba durante el sueño, pero la pesadilla le robaba las palabras y le nublaba la mente. Nadie lo entendía.
Los años pasaron y Domingo dejó su casa y vagó solo. De vez en cuando se las tenía que ver con vagabundos perturbados que lo veían como una presa fácil. Se equivocaban. Para cuando encontraban los cuerpos mutilados de sus atacantes, él ya se había marchado. Una noche, después de otro incidente así, los monstruos volvieron a hacerse con él. De nuevo parecía como si le arrancaran los brazos y las piernas de su cuerpo y le trituraran el cerebro, pero algo en él había cambiado. De su alma atormentada brotó una masa hirviente de ira y convirtió esta emoción en una espada con la que golpeó a sus torturadores. Los demonios se encogieron y cayeron como hojas secas al suelo. Las membranas verdes de su infierno se abrieron. Hubo un momento atemporal de triunfo y la certeza de la muerte.
Entonces la cola de un inmenso horror gris golpeó su cabeza y solo hubo oscuridad. A la mañana siguiente, Domingo se despertó con una extraña sensación de soledad. Había caído del infierno a la tierra, pensó. ¡Ni siquiera el diablo lo quería!
Peter Varg
