Antes que nada, tengo que contarles que, por arte de magia o no, Peter soñó este libro.
Una mañana íbamos camino a mi escuela en Gent. Cuando subimos al auto le pregunté a Peter si había dormido bien. Él respondió: “Muy bien. Tuve un lindo sueño.” Le pedí que contara su sueño. El viaje de Aalst a Gent dura aproximadamente media hora. Cuando llegamos a Gent todavía estaba contando. Le dije que pusiera su sueño en papel y lo hizo.
También debe saber que soy la primera en alentar a mi esposo a escribir pero la última en leer sus libros.
Es difícil para mí como hija escribir una opinión completamente objetiva.
Vengo de una familia de escritores. Mi abuelo llenaba sus días de poemas, a las tías y tíos también les gusta escribir.
Y puedo decir con orgullo, mi papá también.
Mientras leo sus cuentos fantásticos, pienso en el pasado.
Cómo me contó una última historia a la hora de acostarme mientras frotaba mis doloridos huesos en crecimiento cuando no podía dormir.



